Se acercaron como pareja para mejorar la comunicación que tenían entre ustedes. Es muy bonito que lo hayan hecho después de ya vivir juntos más de 20 años. Y es aún más hermoso presenciar que una pareja, después de tanto tiempo, no solo quiere mejorar la comunicación interna, sino que detrás de eso está el anhelo de continuar juntos.
En una relación hay 2 personas y la relación funciona en la medida en que cada uno sede, se acepta, se reconoce tal y como es, con aquellas luces y sombras que trae de su
historia, con las ganas de poder desarrollar, mejorar, sanar aquellas cosas que son posibles de sanar y, también, con las ganas de potenciar aquellas cosas que son habilidades, fortalezas y colocarlas a disposición de la vida de pareja.
Pero no sólo es el mirarse, valorarse hacia uno tal cual es, sino también y, sobre todo, ser capaz de ver al otro tal y como es, sin desear, bajo ningún punto de vista, que el otro sea
como yo quiero que sea.
Ese es uno de los grandes errores que cometen las parejas y que muchísimas veces lleva a las parejas al fracaso. El argumento es simple: “él o ella no quiso acatar mis órdenes, no
quiso ser como yo le decía que tenía que hacer” y se produce el quiebre.
El secreto de una relación de pareja es la autoconquista permanente tal y como cada uno
es y, también, la conquista del otro tal y como es, con su historia, con la historia que viene de su padre, con la historia que viene de su madre. Justamente de esa manera es posible
crear lazos y también crear acuerdos de la manera en que ambos, de forma conjunta, quieren llevar adelante el proyecto de pareja. Los acuerdos no pueden ser rígidos ya que
la vida misma es permanentemente cambiante y así también requiere que los acuerdos
vayan actualizándose en el tiempo.
Si bien es cierto que es necesario una cierta estructura, la estructura está al servicio de la
pareja y no la pareja al servicio de la estructura. Si sucede lo último, las personas comienzan a ser esclavos de una estructura que lo único que hace es enfatizar la rigidez
en cada uno de ellos y, como naturalmente cada uno es uno y diferente, cada uno va a desarrollar una rigidez distinta que no va ni coincidir ni ayudar en el desarrollo de la
pareja.