A fines del 2010 tuve el regalo de participar en un congreso internacional de constelaciones familiares para terapeutas, junto a otros 300 terapeutas de Iberoamérica, en la ciudad de Buenos Aires. Era yo el único estudiante, y todos los demás eran ya terapeutas de esta herramienta sistémica, junto a otra profesión de base, la gran mayoría psicólogos.
Durante este congreso pude darme cuenta que no me había resultado ningún trabajo durante ese año 2010 ya que no sería el ingeniero comercial quien debía continuar trabajando, sino que era necesario dejar ese capítulo y cerrarlo, para darle espacio a algo nuevo, que sería terapeuta de constelaciones familiares. Al regreso, pedí autorización a mi escuela, con sede en Buenos Aires, para poder empezar a trabajar con personas de manera individual, supervisado por esta misma escuela. Así, en diciembre de 2010, recibí mi primer paciente de constelaciones familiares, cuyo efecto sería multiplicativo en personas y en tiempo, hasta el presente. Durante mi formación como terapeuta de esta herramienta sistémica, conocí otro tema importante que me cautivaría, los traumas, y la importancia de liberar y soltar esos traumas.
Esta área aún no existía ninguna formación específica en Chile. Gracias a la motivación de una colega, al inicio del 2013, conformé en Chile el primer curso de la técnica de Liberación de Trauma, también conocida como Experiencia Somática, traída a Chile desde Brasil. Al final de esta segunda formación, una amiga y compañera de este curso me motivó a dar el siguiente paso en la conformación de mi persona como doctor de mente y alma. Este siguiente paso sería estudiar la carrera de psicología. Así, al inicio del 2016, iniciaba lo que serían 5 años de estudios de esta carrera.